Por:
Greysis de la Cruz
Ha
sido un argumento reiterativo dentro de las ciencias políticas reconocer la
existencia de un amplio debate relacionado con el concepto de populismo sin que
hasta el momento se produzca un acuerdo. Por ello, el populismo tiene varias
acepciones aplicadas a una amplia serie de situaciones políticas, desde estilo
de gobierno, discurso y políticas públicas.
(Laclau,
2000) desarrolla el concepto populismo desde una particular forma de
articulación discursiva que no puede confundirse con el termino de demagogia, ya
que no se trata solo de retratar en el discurso las pasiones negativas de una
sociedad, a fin de explotarlas simbólicamente, el populismo va mas allá, como
estrategia política para cambiar el orden social bajo una peculiar manera de entender la
política y la democracia.
(Peruzzotti,
2008) entiende que el populismo no puede ser reducido a un paquete de políticas
públicas determinado o a cierto tipo de régimen político o a un período
histórico específico sino que expresa una concepción particular de la política
democrática.
Es
por ello, que el populismo se manifiesta en diversos contextos lo que complica
la tarea de conceptualización del mismo. Por supuesto existen teorías a favor y
contra.
Mientras
que para algunos autores lo consideran un obstáculo para el desarrollo para
otros el populismo es la expresión misma de la democracia y de lo político, con
el objetivo de impulsar un proceso de radicalización de las democracias en contra de las dinámicas
elitistas que genera la democracia representativa. (De la Torre, 2008)
Es
así como surge un conflicto entre
poderosos y los débiles que son la mayoría, de modo que el líder populista
organiza a los débiles (mayoría) en contra del adversario: los poderosos.
El
populismo extrae de la democracia la representación política y la participación
y los sustituye por la identidad. De ahí se desprende la principal crítica al
populismo al imaginar al pueblo como uno, con una sola identidad, desconociendo
la complejidad plural de las sociedades modernas. (Panizza, 2009)
El
populismo genera una homogenización del
discurso político, hasta el punto de interferir en la compresión inmediata de cuál
es la posición del líder en un determinado tema, lo que empobrece la atmosfera pública, a través de la
difusión masiva del mensaje, de modo que los medios son muchos pero el mensaje
es el mismo.
Discursiva
populista en el discurso de Danilo Medina
El siguiente análisis se realiza
tomando de base la siguiente definición de populismo:
“Conjunto de prácticas
discursivas que crean una relación de antagonismo político entre el pueblo y
algún tipo de estructura de poder o valores predominantes en la sociedad. (Laclau, 1977)
La
discursiva populista se evidencia en la Republica Dominicana con la gestión de
Danilo Medina, quien desde la construcción del relato político apela a los
sentimientos para mostrar los avances de su gobierno y al populismo para
identificar el elemento antagónico como el responsable de situaciones o crisis.
La
gestión comunicacional del gobierno de Danilo Medina busca constantemente llenar
el vacío simbólico de la identificación con el pueblo a través de spot
publicitarios que relatan cómo ha cambiado la vida de personas beneficiadas con
políticas públicas. De igual modo se busca la identificación a través del
programa “visitas sorpresas” a comunidades que requieren planes del gobierno
para poder producir.
El
gobierno no envía a representantes, por el contrario, la comunidad recibe la
visita del presidente de la Republica lo que produce un impacto en su imagen, al
mostrarse cercano al pueblo, en un juego de emociones propia de líderes
carismáticos.
Esa
vinculación emocional al “consumo infinito”, término usado por Laclau para
referirse al pueblo, convierte al líder en un mito.
Por
supuesto, como ya hice referencia inicialmente el germen del populismo necesita
condiciones específicas en las sociedades para poder gestarse. A diferencia del
populismo de Bolivia, Ecuador y Venezuela con Chávez, en la Republica
Dominicana la materialización del populismo es únicamente discursiva desde la construcción
de un sujeto político, en este caso los pobres, el pueblo, quienes estaban insatisfechos,
desprotegidos por no ser parte de políticas, de atención a sus comunidades
desde el Estado.
El
discurso de rendición de cuentas del presidente Danilo Medina el pasado 27 de
febrero, fue una pieza discursiva estratégica en la medida en que definido
propósitos, medios y antagonistas.
El
presidente Medina asumió una posición frente a los casos de corrupción y en
particular sobre el escándalo de Odebrecht creando un adversario (a los que no
identificó) que son los enemigos del pueblo.
“Algunos
que prefieren ver a este pueblo de rodillas, desesperanzado y vencido, para
prometerle después una salvación fácil que no existe y que, en realidad, se
llama caos.
Pues
bien, a todos ellos, hoy les digo: se van a sorprender.
A los
que pensaron que el tiempo en que este gobierno iba a “hacer lo que nunca se ha
hecho” ya pasó, les digo. Se van a volver a sorprender. Y se van a sorprender mucho.
Porque
no vamos a quedarnos de brazos cruzados, no vamos a cerrar las puertas a las
críticas, no vamos a levantar muros para alejarnos de la gente.
Y lo
vamos a hacer, sencillamente, porque este gobierno siempre ha sido de la gente,
con la gente y para la gente; y así va a seguir.
Al
referirse sobre Punta Catalina argumentó la existencia de enemigos:
Muy
sencillo, para aquellos que han facturado durante años al pueblo dominicano una
de las energías más caras de América Latina, supondrá pérdidas millonarias, o
mejor dicho, dejarán de ganar millones de dólares.
Estamos
hablando de un mercado de más de 600 millones de dólares al año. Ese, pueblo
dominicano que me escucha, ese es el problema que para algunos tiene Punta
Catalina.
Por
eso, cuando escuchamos “paren Punta Catalina” debemos ser prudentes y saber qué significan esas
palabras.
En mi
calidad de Presidente de la República, mi obligación es actuar con responsabilidad y de acuerdo a los intereses
legítimos del pueblo dominicano
De
este modo, el presidente Medina no dejó nada a la interpretación, utilizando un
tono afable dividió el conflicto de Punta Catalina en dos: el poder y los de
abajo. A la vez, asumió la vocería de los de abajo. De esta manera construyó un
enemigo, opuesto a que el pueblo tenga energía eléctrica.
“No le tengo miedo a
los enemigos, grandes o pequeños, que me encuentre en ese camino”.
El
recurso populista del discurso llega fácilmente a aquellos que sienten que no tienen voz en el
sistema político, logrando establecer una identificación con el pueblo.
En
mi opinión, es importante continuar el análisis hasta identificar en la
discursiva del presidente Medina, quien es el poderoso y quien es el pueblo
dentro de su estrategia política.
El
populismo tiene aspectos positivos que vale la pena traer a las democracias representativas,
como son la participación y la representación política, cada vez que se evite
la personificación política.
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