Por: Greysis de la Cruz
Nunca como ahora es necesario hablar de
democracia interna en los partidos políticos dominicanos, como vía para mejorar
la calidad democrática del país. Freidenberg (2006) señala que en una
democracia electoral los partidos oligárquicos pueden subsistir en un sistema
democrático sin que sus partidarios sean democráticos, debido a que la democracia
no exige que sus organizaciones políticas sean democráticas a lo interno, aunque con ello se mejore la
relación entre representante y representados.
Como ocurre en la República Dominicana que no
cuenta con mecanismos que exijan a las organizaciones políticas practicar la
democracia interna, como parte del ideal democrático que tiene el país,
característica recurrente en la América Latina.
Es por ello, que Freidenberg propone una redefinición
multidimensional sobre el concepto democracia interna, en la cual un partido tendría
que cumplir con una serie de exigencias para poder alcanzar verdaderos niveles
de democracia interna.
¿Cuáles son esos requisitos, que debe cumplir un
partido político con democracia interna? según el argumento de la Dra. Flavia
Freidenberg
La democracia interna como un procedimiento a
partir del cual los militantes participan en la formación de las ediciones del
partido y para hacerlo, utilizan mecanismos competitivos (electivos)
Rendición de cuentas de los candidatos, cargos
públicos y autoridades del partido a la militancia.
Mecanismos de selección de candidatos a cargos de
representación que sean incluyentes respeto al número de actores que permiten
la participación.
Participación de los afiliados en los órganos de
gobierno, sin discriminación den la representación de los diversos grupos que
integran la organización. (Mujeres, homosexuales, discapacitados, etnias)
Activa influencia en la discusión y formación de
las posiciones programáticas del partido y en las decisiones comunes que este tome.
Respeto hacia los derechos mínimos de los
miembros que se garanticen la igualdad entre afiliados y se protejan los
derechos fundamentales en el ejercicio de su libertad de opinión.
Respeto del principio de mayoría, que haga que
las decisiones sean tomadas en función de la mayoría de las voluntades
individuales.
Articulación adecuada de las responsabilidades
entre las asambleas y comités de representantes locales y regionales.
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