Aparte de los beneficios
generales para la salud mental y física, las personas optimistas tienen otro
rasgo en común: siempre llegan tarde, o por lo menos así lo asegura un «estudio
científico sobre la impuntualidad aunque algunos expertos afirman que hay
personas que llegan tarde de forma innata y que el problema puede estar
incrustado en lo más profundo del los lóbulos del cerébro», según refiere Diana
DeLonzor, consultora y autora de «Never Be Late Again» («No vuelvas a llegar
tarde»).
Según esto, la impuntualidad
sería un rasgo más de la personalidad del individuo, lo cual no significa que
no puedan trabajar en ello para corregirlo aunque también tenga sus beneficios.
Las personas que normalmente llegan tarde a sus compromisos son, por norma
general, más optimistas porque creen que que pueden llevar a cabo más tareas en
el mismo tiempo concreto que otros, se crecen cuando están haciendo varias
cosas a la vez y tiene beneficios a largo plazo, aunque esto les convierte en
irrealistas y «malos estimando los timings».
Un estudio llevado a cabo en la
Universidad de San Diego ha relacionado la impuntualidad con las personalidades
de tipo B, es decir las personas más despreocupadas y con tendencia a ver la
foto general en vez de perderse en detalles insignificantes por lo que ven el
futuro lleno de posibilidades aunque todo dependerá de la cultura en la que
viva la persona, ya que hay países en los que la falta de puntualidad es una
falta de respeto y de ética laboral, como en Estados Unidos o en Alemania.
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