"El PLD debe mirar a su
hermano mayor: el PRD".
Greysis de la Cruz
SANTO DOMINGO.- No caben dudas, sobre el efecto
positivo que genera la aplicación de una buena estrategia de comunicación política. Lo vimos, desde que se
anunció el discurso del expresidentes Leonel Fernández, concitando la atención
del país.
Algunos estudiosos definen
la comunicación política como “un
intercambio de signos, señales, o símbolos de cualquier clase, entre
personas físicas o sociales, con el que se articula la toma de decisiones
políticas así como la aplicación de éstas en la comunidad.”
Tomando en cuenta esa
definición, vemos que esos signos, señales o símbolos se vieron muy claros en
la alocución que rindió al país el expresidente.
La nación vio y escuchó a
un Leonel Fernández visiblemente enojado, con un tono de voz defensivo, sin su acostumbrada muestra de fuerza de la
base del partido y sin aplausos, durante 45 minutos, haciendo un recorrido incomprensible
por mas de 50 años, para terminar diciendo lo que se esperaba: que la crisis
del PLD se estanca, en un baile de mascaras.
La estrategia de Leonel
Fernández es clara, generar un maremoto de discusión jurídica, cuando sabemos
que lo impórtate son las encuestas y los votos. A fin de cuentas, es lo que le importa a los
legisladores que tendrán que participar en unas elecciones unificadas en las
cuales solo podrán vencer, con un candidato fuerte que genere el efecto arrastre.
Centinela de la
Constitución
Leonel Fernández se
presenta como el defensor de la constitución, dijo que para él es “un asunto de
principios, de obligación moral de ser guardián, vigilante y centinela de la
Constitución”.
Lo que no hizo el 14 de
mayo del 2009 siendo aun presidente de la República con la firma del
llamado “pacto corbatas azules” donde él
y Miguel Vargas Maldonado a puertas cerradas, se pusieron de acuerdo en temas
de transcendencia nacional, sin preguntarle al pueblo si estaba o no de
acuerdo.
Recordemos que los puntos
firmados versaron sobre los temas que han generado la mayor crisis moderna de
institucionalidad en el país y en el sistema de los partidos políticos.
Sobre la nacionalidad se pactó
en sustituir de la carta magna el término “transito” por “ilegal” a fin de que
estableciera que los hijos de extranjeros ilegales no le correspondían la
nacionalidad dominicana.
Se acordó aumentar la
matricula de la cámara de diputados con la elección de legisladores en
representación de los dominicanos residentes en el exterior y la elección de diputados
nacionales.
Se propuso unificar las elecciones
presidenciales, congresuales y municipales en el mismo año. Para “regalarle” a
los legisladores electos en el 2010 dos años mas para que permanecieran en sus cargos
hasta el año 2016, para luego volver a separar las elecciones.
Y por supuesto se propuso adoptar,
con aplicación inmediata, la fórmula consagrada en la reforma constitucional
del 14 de agosto del año 1994, en lo concerniente a la no reelección
presidencial consecutiva.
Ese pacto firmado sin
consultar al pueblo, ha generado las crisis internas del Partido Revolucionario
Dominicano y del Partido de la Liberación Dominicana, que vemos hoy, desencadenado
una lucha fraticida por el poder, debilitando la institucionalidad del Estado.
Se hace oportuno analizar si
es correcto que el presidente del PLD se revele contra una decisión tomada por
el comité político de ese partido, de redactar un proyecto de ley que permita
la convocatoria de la asamblea nacional, para conocer la modificación de la
constitución y permitir la reelección presidencial consecutiva. Hoy por hoy el
PLD debe mirar a su hermano mayor: el PRD y decidir si aprenden o destruyen el
partido.
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