Estados Unidos ha concedido la
primera licencia desde los años 60 para que una compañía estadounidense opere
cruceros hacia Cuba. El beneficiario es el gigante del sector Carnival
Corporation, que este martes ha anunciado que ofrecerá a partir de mayo de 2016
un crucero semanal hacia la isla con capacidad para 710 pasajeros.
Oficialmente no es todavía
“turismo” -prohibido para los estadounidenses en Cuba- puesto que solo podrán
viajar desde el supuesto de “intercambio cultural, artístico, religioso o
humanitario”, precisó Carnival. De este modo, la compañía se cubre las espaldas
al cumplir con los supuestos aún vigentes en EE UU mientras el Congreso no
levante la prohibición de viajar libremente a Cuba.
Pero el paso le permitirá a la
mayor compañía del mundo de cruceros posicionarse de forma estratégica en la
isla, considerada un destino clave del turismo en el Caribe.
Y, a la par, sirve para apuntalar
las cada vez mayores presiones no solo del Gobierno de Barack Obama, sino
también del sector empresarial, hacia el Congreso para que elimine una de las
trabas más controvertidas del embargo impuesto a la isla hace más de cuatro
décadas, la prohibición de viajar libremente a Cuba.
“Esto es una noticia gigantesca.
El Congreso debería hacer su trabajo y acabar con la prohibición de viajes”,
tuiteó de inmediato James Williams, responsable de Engage Cuba, una
organización que engloba a empresas, asociaciones comerciales y grupos de la
sociedad civil que apoya la normalización de relaciones con la isla. Williams
encabeza además un comité de acción política, el New Cuba PAC, que busca
recaudar fondos para apoyar a candidatos al Congreso que apoyen la nueva política
hacia Cuba.
Desde finales de enero, el
Congreso tiene una propuesta de ley bipartidista para acabar con una de las
restricciones más denostadas del embargo contra Cuba. La “Ley de Libertad para
Viajar a Cuba 2015”
cuenta ya con el respaldo de 45 senadores, siete de ellos republicanos. Pero
todavía no ha avanzado en el largo proceso legislativo. En la cámara alta,
senadores como el republicano Marco Rubio, candidato presidencial, o el
demócrata Bob Menéndez se oponen ferozmente a cualquier gesto hacia la isla de
la que son oriundos y han prometido incluso bloquear la nominación de un
embajador para La Habana si Obama lo llega a proponer ahora que Cuba y EE UU se
aprestan a reabrir embajadas, el próximo día 20.

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