Tocar bocina sin necesidad afecta
a los peatones causándoles dolores de cabeza y, en casos extremos, hasta
inicios de sordera.
Greysis de la Cruz
Aparentemente para el imaginario
colectivo dominicano es imposible conducir sin tocar bocina o claxon. Al menos así
lo vemos en cualquier esquina de la ciudad. Lo que contribuye al ruido ensordecedor,
desesperante y de mala educación.
Transitar en Santo Domingo es una
oda a la falta de urbanidad. En días pasados me encontré con Gonzalo, un señor
de unos 60 años de edad que tiene mucho tiempo vendiendo con su puesto de
paletera en la esquina de un conocido centro de salud en la avenida Máximo Gómez.
Gonzalo es de esos trabajadores informales
que son parte de la vida de miles de ciudadanos que esporádicamente coinciden en un mismo lugar. Mientras le compraba algo, me
resultaba casi imposible escucharle por la cantidad de vehículos que detenidos durante
la luz roja del semáforo, los impacientes conductores tocaban el claxon para
que vehiculo delante avanzara al cambiar la luz verde.
Le pregunté a Gonzalo como
aguantaba ese infierno y me confesó que ha tenido que ir al medico porque no
escuchaba bien y no puede dormir.
La Organización Mundial para la
Salud (OMS) ha advertido que el ruido produce efectos sobre el sueño,
interferencias en la comunicación oral, perturbaciones en el individuo, daños
cardiovasculares, reducción de la actitud cooperativa y un aumento en el
comportamiento agresivo.
Puedes imagínate conducir sin
tocar la bocina?
Claro que si, tocar la bocina
para llamar la atención de alguien o simplemente para demostrar molestia es incorrecto.
Lo ideal es tocar bocina para prevenir accidentes.
De alguna manera los ciudadanos
tenemos que comprometernos con el sosiego de la ciudad. A fin de cuentas si tú
cambias el país cambia.
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Gracias por escribirme
@greysisdelacruz