BBC
En 2011 James Foley había
trabajado como corresponsal en Afganistán para el periódico dependiente del
Departamento de Defensa de EE.UU. Stars and Stripes.
Además, ese mismo año pasó seis
semanas detenido en Libia por fuerzas del régimen de Muamar Gadafi junto a
otros periodistas. En ese momento estaba trabajando en la nación africana para
el GlobalPost.
Foley compartió sus días de
cautividad en Libia junto a la periodista estadounidense Clare Morgana Gillis,
quien en 2013 escribió una emotiva carta abierta en la que pedía la liberación
del reportero, al que describía como alguien que "ve la bondad en casi
todo y en casi todo el mundo" y como "un gran motivador".
En la misiva Gillis explicaba
cómo Foley había organizado campañas para recaudar fondos para los familiares
de uno de sus compañeros de profesión de origen sudafricano que había muerto en
la misma emboscada en Libia en la que él había sido capturado y para comprar
una ambulancia para un hospital de la ciudad siria de Aleppo en el que había
pasado varias semanas documentando el arduo trabajo de los médicos del centro
que debían salvar vidas con muy pocos medios.
La periodista aseguraba en la
carta que la cautividad es "el estado más violentamente opuesto" a la
naturaleza de Foley, del que decía era "amable, amistoso, valiente" y
alguien que cae bien a todo el mundo "por su buen humor" y su
cercanía.
Este martes el Comité para la
Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), con base en Nueva
York, aseguró que hay unos 20 periodistas desaparecidos en Siria.
Según la agencia de noticias AP,
en su informe anual el CPJ explica que esos reporteros están en manos de grupos
extremistas que amenazan con matarlos o de grupos criminales que buscan un
rescate.
El CPJ señala que muchos medios
no informan del secuestro de sus periodistas con la esperanza de que la falta
de publicidad de esos casos ayude a que sean liberados.
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