Tras una semana de decisiones
políticas clave para el futuro del oficialismo, Cristina Fernández de Kirchner
ha desvelado su futuro político y el de su primogénito, Máximo Kirchner. La
presidenta argentina, que no puede presentarse a una nueva reelección en
octubre, ha decidido no optar a ningún cargo público cuando deje la Casa Rosada
en diciembre. De esa forma, desafía al sector judicial que investiga su
presunto enriquecimiento ilícito y que temía un blindaje parlamentario de la
mandataria. La jefa del peronismo deja al kirchnerismo militante en la primera
fila de la política al proponer a su hijo y a varios dirigentes de su
organización, La Cámpora, como candidatos al Congreso de Diputados.
Máximo gozaría así de inmunidad
parlamentaria para eludir una posible imputación en un caso sobre presuntos
negocios irregulares. Todas las quinielas políticas sobre el futuro de Kirchner
situaban hasta hace unos días a la presidenta al frente de la lista de
diputados o como legisladora del Parlasur (Parlamento del Mercosur). Unos
cargos institucionales que le otorgarían protección contra posibles procesos
judiciales a partir de diciembre. Pero el factor sorpresa es inherente al
kirchnerismo.
En un acto público celebrado este
sábado en Rosario con motivo del Día de la Bandera, la mandataria no ha hecho
referencias a la composición de las listas electorales del oficialismo.
"Siempre estaré junto al pueblo", fue el único guiño a sus seguidores.
La incertidumbre se ha mantenido hasta cerca de la medianoche, cuando se
cumplía el plazo para presentar las candidaturas. Unas listas en las que el
apellido Kirchner queda representado por Máximo, que a sus 38 años se lanza de
lleno a la compleja arena política argentina como candidato a diputado nacional
por la sureña provincia de Santa Cruz, el feudo de la familia Kirchner.
La presidenta argentina ha
demostrado esta semana que el peronismo es un movimiento piramidal, donde la
palabra del líder es prácticamente la única que cuenta. Kirchner impuso una
lista única para las elecciones presidenciales de octubre, con el gobernador de
Buenos Aires, Daniel Scioli a la cabeza, acompañado por el funcionario
ultrakirchnerista Carlos Zannini. De esa forma, la mandataria se asegura el
apoyo del peronismo tradicional (la corriente más moderada que representa
Scioli) y del ala dura del kirchnerismo (satisfecha por la elección del fiel
escudero de la mandataria).
En la decisión de Kirchner de no
optar a ningún cargo público ha pesado la buena marcha de Scioli en las
encuestas. El gobernador roza el 40% de los votos, según los sondeos más
recientes, y aventaja al líder de la oposición, el conservador Mauricio Macri,
por más de siete puntos. Si el Frente para la Victoria (FpV) gana las
elecciones, Kirchner tendría asegurada la fidelidad de la Casa Rosada y del
Parlamento. La presidenta se ha asegurado de que los jóvenes ultrakirchneristas
de La Cámpora, la agrupación que dirige Máximo, encabecen las listas para el
Congreso de Diputados. Eduardo "Wado" de Pedro, Andrés Larroque y el
ministro de Economía, Axel Kicilloff, serán sus arietes en un poder legislativo
que el oficialismo espera seguir controlando. Si los jueces y fiscales críticos
con el kirchnerismo deciden iniciar causas contra la mandataria cuando abandone
el poder, se encontrarán además con el bloqueo de la fiscal general, Alejandra
Gils Carbó, cuya continuidad en el cargo está garantizada al ser precisos dos
tercios del Congreso para su destitución.
La lista de diputados que
acompañará a la fórmula Scioli-Zannini está impregnada de hombres de confianza
de Cristina y de Máximo Kirchner. De esa forma, será difícil que si el actual
gobernador de Buenos Aires gana las elecciones, tenga libertad de movimientos
en la primera etapa de su gobierno. No obstante, en un régimen tan
presidencialista como el argentino, el peso del inquilino de la Casa Rosada
acaba siempre imponiéndose al resto de vectores políticos. "Quien maneja
la caja, maneja el poder", suelen decir los peronistas. Y más tarde o más
temprano, Scioli volará libre.
Frente a la poderosa maquinaria
electoral del kirchnerismo se sitúa una oposición en la que Macri se ha quedado
prácticamente como única alternativa. Ante la estrategia de Kirchner, el
alcalde de Buenos Aires optó ayer por elegir como candidata a la
vicepresidencia a la senadora Gabriela Michetti, cuya popularidad a nivel
nacional le aportará sin duda un buen caudal de votos a la alianza entre el
derechista PRO (Propuesta Republicana), la centroizquierdista Unión Cívica
Radical y la Coalición Cívica. Esa coalición, bautizada como Cambiemos y
liderada por Macri, espera forzar una segunda vuelta electoral en octubre para
derrotar al kirchnerismo.
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