Por: Greeysis de la Cruz
Leyendo la biografía de Steve Jobs,
el genio informático, he descubierto a un personaje obsesivo, déspota,
romántico, vulnerable y perfeccionista.
Debo de confesar que eso de “perfeccionista” me gustó. Porque de una u otra manera el éxito
profesional y personal está relacionado con ese impulso interno que nos mueve
hacer las cosas mejores.
Sabemos que las personas
perfeccionistas son caldo de cultivo
para los trastornos de ansiedad, trastornos de alimentación y enfermedades
psicosomáticas que pueden ser perfectamente tratadas, debido a que se
desprenden del aprendizaje de una conducta. Pero el perfeccionismo, también
tiene sus aspectos positivos. Y creo que es la fuerza que emana del corazón
para no conformarse con el promedio.
Para tener éxito hay que emprender
un esfuerzo, que el promedio de personas
no hacen porque lamentablemente convivimos en una sociedad sucumbida en
un pensamiento negativo.
Uno se encuentra con empleados que
su única misión es desmotivar al que está motivado. No aportan nada, su labor
la realizan con mediocridad y son muy hábiles en desarrollar actividades
improductivas.
Son las personas exitosas y
perfeccionistas sanas, que se esfuerzan por estar por encima del promedio, que
es de hecho una actitud mental. Así vivió Steve Jobs enamorado de su
creatividad, siempre innovando sin conformarse con sus éxitos pasados. ¡Por eso su vida nos resulta fascinante!
A todos nos han programado para ser
negativos, conformistas, para no creer, para ser escépticos, pero la buena
noticia es que ese estado mental puede transformarse radicalmente. Steve Jobs,
lo hizo.
¡Necesitamos motivación! A diario
nos enfrentamos con situaciones que nos decepcionan, nos entristecen, nos
desmeritan, casi siempre individuos mediocres, egocéntricos que nunca han
emprendido nada por temor al fracaso o al qué dirán.
Cada cual tiene el poder de
transformar su futuro, usted decidirá si quiere seguir chismeando el día
completo o realizara su labor siendo proactivo y poniendo a funcionar su
creatividad para lograr sus metas a corto, medio o largo plazo.
No es malo ser diferente, mostrar
interés en su trabajo, hacerlo con pasión, con entusiasmo. No es malo que su
trabajo le destaque, a fin de cuentas debe existir algo que nos diferencie de
los demás.
Hay que combatir esas reglas que
imponen las mayorías en las oficinas.
Por lo general son personas que no tienen sueños ni visión. Los grupos
tienen la tendencia a estar de acuerdo con acciones erróneas de los jefes. Por qué
permitir que una acción de grupo dirija su vida personal?
No permita ser convencido de
abandonar una idea con la frase: “eso no se había hecho nuca” “Eso ya se hizo
antes” “Tu proyecto es aburrido”
Hay que ser pionero, hay que
destacarse, hay que ser mejores en lo que hacemos.
Llegará el tiempo en que la gente se
canse de lo corriente, de lo vulgar, de lo obsoleto, de lo intranscendente y
entonces comience a querer lo diferente. Estemos listos para ese día, seamos
diferentes.
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@greysisdelacruz