6 may 2014

Los DATOS sobre DR-CAFTA

El Tratado de Libre Comercio República Dominicana- Centroamérica-Estados Unidos Se firmo durante  el gobierno que encabezó  Hipólito Mejía. Para entones,  Hipolito  pidió a Estados Unidos negociar un acuerdo de libre comercio, EEUU respondió proponiendo una adhesión del país  a las negociaciones del acuerdo comercial que estaban cerrando con Centroamérica.

La República Dominicana en solo tres meses de negociación se adhirió a las modalidades previamente fijadas y negoció. Posteriormente, firmando el DR-Cafta en agosto de 2004.

El acuerdo entró en vigencia en marzo de 2007 porque EU  exigió al país  modificaciones de sus legislaciones internas y procesos institucionales, con la finalidad de eliminar  toda confusión e inseguridad jurídica para los agentes económicos y la inversión.

Desde el año 2007 en  todos lados sólo se hablaba del DR-Cafta y se crearon muchísimas expectativas sobre los grandes beneficios que este acuerdo traería, algunos tenían cierta idea de que los Estados Unidos habían liberalizado su mercado y que en consecuencia se incrementarían nuestras exportaciones pero la realidad no fue esa.

Ahora que nos acercamos al año 2016, se ha activado las alertas debido a que en ese año se permitirá que el 97% de los productos contemplados en el acuerdo entren al país libres de aranceles, lo que significa que  muchos productos, que hoy se fabrican en el país, tendrán que competir con productos fabricados en EEUU y Centroamérica.

El temor es inevitable, RD  no ha podido impulsar la creación de nuevas empresas exportadoras, por la falta de condiciones  apropiadas en el país para que tome lugar un crecimiento significativo del sector exportador.

Los productos fabricados en RD no pueden llegar al “gran mercado” estadounidense, porque aun no se ha hecho la validación de sus procesos con los Estados Unidos ni se han instalado laboratorios acreditados.

Otra desventaja y preocupación es la parte impositiva que resta competitividad al país, si lo comparamos con la región.

El reto es enorme y el tiempo que resta es poco, lo que evidencia inacción en aplicar políticas que fomenten la competitividad y la producción local.







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